LUCIERNAGA

				ESTE DOLOR Por Emma margarita R. A Valdes Este dolor, mi Dios, no es una prueba para saber si te amo lo bastante, yo sé que no me mandas que padezca porque Tú eres mi Padre. El martirio en la Cruz no fue una prueba para el fiel hombre-Dios, fue el estandarte de tu amor, Padre eterno, de tu entrega total de cuerpo y sangre. Tu bondad me salvó de la condena ganada por orgullo de la carne, tu suplicio de amor me abrió la puerta, en la Cruz me abrazaste.   Y María, Señor, siguió tus pasos camino del Calvario, su tormento compartió tu agonía, fue el Sagrario del pan y del madero. Fue tronco erguido y firme para el árbol que en raíces divinas creció al cielo sobre esta tierra estéril del pecado, del llanto y sufrimiento. Madre de la alegría en sacrosanto holocausto ofrecido por su credo, me libró de la herencia del manzano, me incorporó a tu reino.   Y aquí estoy, mi Señor, para servirte, para ofrecer contigo este dolor que salva a un mundo ciego que persiste soberbio y pecador. Mi humano sacrificio, en Ti, revive la Cruz de la esperanza y del perdón, y mi espíritu, en Ti, canta y sonríe porque es corredentor.   Tu Pasión me hace fuerte e invencible, en la noche me alumbro con tu sol, cumplo tu voluntad, me siento libre, mi duelo es oración.      Pintor: Greuze