DILUVIO DEL PERDÓN (Jn 19,34)
Por Las compuertas de mi alma están abiertas y rebosa tu pecho caridad, ¡sumérgeme, Señor, en tu verdad!, ¡inunda las acequias de mis huertas!. Llevaré tu agua viva a tierras muertas, regaré los olivos de la paz, las espigas de la felicidad en las almas estériles, desiertas. Has injertado amor en mis heridas, mis lágrimas son savia de tus venas, me crecen esperanzas desprendidas. Hoy tengo en Ti mis ramas florecidas, serán la miel de místicas colmenas en las verdes praderas prometidas.
|